Entre 1890 y 1925, Cartagena de Indias experimentó notables cambios cuando fueron demolidos cientos de metros de murallas y baluartes coloniales de herencia española, patrimonio histórico militar decimonónico de la ciudad. En su momento, esta destrucción causó el repudio y la indignación local y nacional. El proceso cartagenero se podría considerar un paradigma de la transformación, el control, la planificación y la capitalización de los espacios urbanos modernos. A partir de este caso, el autor se enfoca en la problemática convergencia entre la planificación y los intereses intergubernamentales, el control y la capitalización del espacio, el negocio de los bienes raíces y los imaginarios de la ciudad moderna.